En un reciente desarrollo en Zaragoza, el Ayuntamiento ha optado por descartar el proyecto inicial para la rehabilitación de La Lonja, un emblemático edificio del Renacimiento aragonés. Este proyecto había sido elaborado por el equipo de arquitectos del municipio en colaboración con la empresa IDOM, y surgía de la necesidad de mejorar las infraestructuras de un espacio que históricamente ha desempeñado un papel crucial en la cultura local.
La decisión del consistorio se traduce en la solicitud de retirar dicho proyecto de la agenda de la Comisión de Patrimonio de Aragón, así como de las discusiones programadas para la reunión del mes próximo. De este modo, el Ayuntamiento busca promover un ambiente de colaboración y evitar tensiones en torno a este icono histórico de la ciudad.
La Lonja, que ha servido durante más de cien años como un destacado centro de exposiciones artísticas, seguirá funcionando como un referente cultural. Se espera que continúe atrayendo a artistas de renombre tanto nacional como internacional, manteniendo su estatus como la sala de exposiciones más concurrida de Zaragoza.
El Gobierno Municipal tiene la intención de gestionar el reconocimiento de La Lonja por parte de la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad, tomando medidas para garantizar la preservación y el realce de la valiosa herencia cultural de este edificio, que es muy apreciado por los ciudadanos zaragozanos.
A principios de abril, la alcaldesa Natalia Chueca había presentado el plan de adecuación para la Sala Hipóstila, que incluye la planta baja del edificio. La idea era someter este proyecto a consulta pública y posteriormente enviarlo a la Comisión Provincial de Patrimonio para iniciar los trámites de licitación a mediados de este año y comenzar los trabajos en 2026.
El coste estimado del proyecto era de 2,5 millones de euros, y la propuesta implicaba el cierre temporal del espacio durante las obras, con la meta de reabrir La Lonja en 2027. Se planteaba una nueva distribución de los servicios básicos para maximizar el uso del espacio central.
Para las exposiciones, se contemplaba la instalación de módulos flexibles que no interfirieran con la arquitectura original, asegurando que la atención se centrara en los elementos arquitectónicos distintivos del edificio. Este diseño incluiría paneles movibles que no sobrepasarían la altura de los capiteles de las columnas, permitiendo así una mejor apreciación del interior histórico.
Una de las propuestas relevantes era restaurar la entrada original desde la calle Don Jaime I, garantizando que la accesibilidad no comprometa la visión del edificio, incluyendo elementos históricos como el arco que pertenecía a la antigua capilla del Ángel Custodio, donde los comerciantes de La Lonja realizaban sus plegarias en el siglo XVI.
Las obras también incluían la renovación del suelo y la instalación de un sistema eléctrico moderno, junto con una climatización más eficiente que consistiría en varias unidades distribuidas por las esquinas del edificio, mejorando así el confort de los visitantes durante todo el año. Además, se planeaba la construcción de aseos, que actualmente no se encontraban disponibles en el edificio.
Desde el inicio, el proyecto ha sido objeto de críticas por parte de los grupos municipales de PSOE, ZeC y VOX. Este último ha argumentado que La Lonja no debe ser tratada simplemente como una sala de exposiciones, sino reconocida como un monumento arquitectónico de gran importancia.
Adicionalmente, el pleno de las Cortes de Aragón aprobó recientemente una proposición para rechazar el plan del Ayuntamiento, argumentando que ciertas modificaciones pretendidas son incompatibles con las normativas vigentes y suponen un riesgo para la integridad del monumento.
La resistencia ciudadana también se ha manifestado a través de protestas en el entorno de La Lonja, impulsadas por diferentes grupos sociales y culturales, así como una campaña de recogida de firmas contra el proyecto del gobierno local.
Catalogada como Bien de Interés Cultural (BIC), La Lonja forma parte de una iniciativa conjunta que busca promover la candidatura conjunta a Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO de las lonjas de Barcelona, Valencia, Palma de Mallorca y Zaragoza, evidenciando su relevancia no solo a nivel local, sino también en el contexto nacional e internacional.
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