Crónica Aragón.

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Virgen de Ubieto restaurada exhibida en el Museo Diocesano de Jaca.

Virgen de Ubieto restaurada exhibida en el Museo Diocesano de Jaca.

En un evento destacado ocurrido el lunes en el Museo Diocesano de Jaca, la directora general de Patrimonio Cultural de Aragón, Gloria Pérez, anunció la finalización de la restauración de la emblemática imagen de la Virgen de Ubieto, proyecto que ha contado con una inversión de más de 5.000 euros por parte del Gobierno aragonés.

La imagen, que permanecerá en el museo mencionado, es una obra románica que data de la segunda mitad del siglo XII. Esta escultura procede de la histórica ermita dedicada a la Virgen de Ubieto, ubicada entre las localidades de Orna de Gállego y Latrás, en la región del Serrablo meridional, que resulta ser parte del municipio de Sabiñánigo.

A pesar de que la modesta ermita tiene un origen medieval, su estructura fue reconstruida en el siglo XVIII y actualmente se encuentra en un estado de ruina, conservándose solo los muros de piedra que delimitan su base rectangular, careciendo de techado. Un dato interesante es que el dintel de la puerta principal aún muestra la fecha de 1739 grabada en la piedra.

Debido a la falta de condiciones adecuadas para la conservación y veneración de la talla en su lugar de origen, esta ha sido resguardada durante años en hogares particulares de las localidades mencionadas, siendo la imagen llevada en procesión a la ermita cada año.

Desde el punto de vista iconográfico, la Virgen es representada en majestad en una postura sentada, específicamente del tipo conocido como Sedes Sapientiae o Trono de Sabiduría. Este término proviene de las letanías laurentianas y alude a la representación de la Madre de Dios como el trono que sostiene a la divinidad. En esta obra, el niño Jesús está sentado sobre la rodilla izquierda de la Virgen, un detalle que interrumpe la simetría típica de las primeras representaciones románicas de esta popular iconografía.

Ambas figuras están coronadas y presentan una disposición frontal, con una expresión casi estática. El Niño, con una mano desproporcionadamente grande en actitud de bendición, sostiene un libro sagrado con la otra, mientras que la Virgen extiende sus brazos, enmarcando a su hijo. Es posible que en sus inicios, la Virgen también sostuviese algún objeto en su mano derecha.

La intervención reciente ha permitido restaurar las características policromáticas de ambas figuras, donde la Virgen muestra una túnica roja, un manto azul adornado con dorado y un velo que cubre su cabeza, con los pies reposando sobre un cojín de tonalidad verdosa. El Niño, a su vez, luce una túnica verde y un manto dorado.

Aunque los colores son vibrantes y cargados de simbolismo, estos carecen de variedad tonal, lo que limita la representación de los pliegues en sus vestimentas. Además, el trono que sostiene las figuras ha sido repintado completamente en rojo y presenta una base con formas curvadas.

La talla de 67 centímetros, elaborada en tres bloques de madera, requiere una atención especial, ya que su estado de conservación inicial era preocupante, con suciedad superficial, pequeñas fisuras y huellas de xilófagos en su parte trasera. La policromía original tenía áreas afectadas que revelaban la capa base, dándole a comprender la necesidad urgente de intervención.

La restauración ha sido liderada por la conservadora Inmaculada Piedrafita Puértolas y ha sido autorizada bajo la supervisión del Servicio de Conservación del Patrimonio Cultural de Aragón. Un aspecto notable es que esta imagen se encuentra registrada en el Inventario de bienes muebles de instituciones eclesiásticas de Aragón, lo que le otorga una protección especial conforme a la legislación vigente.

Los trabajos de restauración, que comenzaron en octubre y concluyeron en diciembre de 2024, se han enfocado en recuperar la integridad física y la dignidad estética de la obra. Las coronas de plata que adornan las figuras también fueron atendidas y se exhibirán junto a la escultura, pero no se colocarán sobre las cabezas para evitar daños durante la manipulación.

Esta iniciativa ha sido posible gracias a la colaboración del Museo Diocesano de Jaca, que desempeña un papel crucial en la protección y promoción del invaluable patrimonio de su diócesis.