Crónica Aragón.

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Inauguran el paso subterráneo en la A-68 y Z-40 tras una inversión superior a 22 millones.

Inauguran el paso subterráneo en la A-68 y Z-40 tras una inversión superior a 22 millones.

El lunes, el Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible dio un paso significativo al poner en operación un nuevo paso inferior en la glorieta del enlace entre la autovía A-68 y la Z-40, ubicado en Zaragoza. Esta infraestructura, que ha requerido una inversión de más de 22 millones de euros, promete mejorar la seguridad vial y optimizar el flujo de tráfico en la zona.

En la ceremonia de inauguración, el secretario de Estado de Transportes y Movilidad Sostenible, José Antonio Santano, estuvo presente junto a la ministra de Educación y portavoz del Gobierno, Pilar Alegría. Ambos representantes destacaron la importancia de esta obra para la movilidad diaria de los ciudadanos zaragozanos y su impacto positivo en la conectividad con áreas periféricas y polígonos industriales.

Durante su discurso, Santano defendió que esta mejora no solo beneficiará a los usuarios de la carretera, sino que también impulsará el desarrollo económico y social de la región. Con la implementación de este paso, se estima que se reducirán los tiempos de viaje y se facilitará el tránsito para quienes desean continuar por la A-68, dejando la glorieta exclusivamente para aquellos vehículos que necesiten acceder a la Z-40 o realizar cambios de dirección en la autovía.

El gobierno central, según Santano, reafirma su compromiso con Zaragoza y Aragón mediante inversiones totalizando casi 1.200 millones de euros, de los cuales más de 107 millones ya se han destinado en 2025. Dentro de esta suma, más de 900 millones han sido dirigidos a mejorar las carreteras de la provincia.

La construcción del paso inferior no ha estado exenta de retos, debido a su ubicación en un entorno urbano consolidado que ha exigido una cuidadosa adaptación del proyecto a la infraestructura ya existente. Uno de los desafíos principales ha sido asegurar la estabilidad de las pilas del viaducto de la Z-40, lo que ha requerido un análisis meticuloso para garantizar que las obras no afecten su cimentación.

El nuevo tramo de 1,4 kilómetros incluye dos calzadas, cada una con dos carriles de 3 metros de ancho, además de un arcén exterior de 1 metro y otro interior de 0,50 metros. Esta disposición busca suavizar la transición hacia la sección existente de la vía, permitiendo un paso más cómodo hacia carriles de mayor amplitud una vez fuera de la zona más restrictiva.

La obra se ha materializado en dos estructuras fundamentales: el paso inferior y la reposición del Escorredero de San Antonio. El paso inferior cuenta con pantallas de hormigón armado que facilitan la excavación, mientras que en su base se ha construido una losa de sustento. Arriba, se ha colocado un tablero de vigas de hormigón, diseñado especialmente para esta obra.

La reposición del Escorredero San Antonio incluye dos tubos de 2500 mm de diámetro que cruzan la A-68. La instalación de estos tubos ha sido ejecutada a través de un microtúnel, lo que exige una alta precisión en las obras para asegurar la correcta salida de las aguas.

A lo largo de la ejecución del proyecto, ha sido necesario reposicionar varios servicios afectando líneas eléctricas, telecomunicaciones, redes de abastecimiento y saneamiento, así como la canalización del tráfico y la iluminación pública en la zona.

Finalmente, se ha buscado una integración estética del paso inferior en su entorno urbano, aplicando acabados con hormigón visto y paneles vitrificados que no solo mejoran la luminosidad, sino que también facilitan el mantenimiento. En la glorieta, un acabado de árido blanco resalta la estructura del viaducto de la Z-40, mientras que la vegetación adecuadamente seleccionada en los taludes contribuye a la integración ambiental de la obra.