María Urgell, de la Cafetería Plazza en Caspe, celebra la venta del Tercer Premio: "Es un sueño hecho realidad"

María Urgell, copropietaria de la Cafetería Plazza de Caspe, no pudo ocultar su emoción tras recibir la noticia que cambiaría el día en su local. “Estoy muy nerviosa, es como si estuviera viviendo un sueño”, expresó al descolgar el teléfono, en medio de un gran alboroto que invadía su cafetería. Este establecimiento logró repartir 50.000 euros tras haber vendido un décimo del número 11.840, que resultó ser el Tercer Premio en el Sorteo Extraordinario de Navidad celebrado el pasado domingo en Madrid.
La Cafetería Plazza, situada en la emblemática Plaza de España de la localidad zaragozana de Caspe, se ha visto desbordada por la afluencia de clientes, tanto fieles de siempre como nuevos visitantes. "Esto es un pueblo y aquí las noticias corren rápido", comentan los presentes, que se acercan atraídos por la suerte que ha sonreído a su cafetería.
"Estamos todos muy contentos aquí, en medio de la curiosidad general se comenta quién puede ser la persona afortunada, pero la verdad es que no tenemos ni idea", reconoció Urgell, mientras el flujo de felicitaciones y llamadas no cesaba. La sensación de incredulidad y alegría dominaba la atmósfera del establecimiento, que se sentía como un sueño hecho realidad.
El tradicional domingo de desayunos en la cafetería se vio interrumpido desde temprano por el revuelo causado por el Tercer Premio, que además ha beneficiado a otras localidades de Zaragoza y Huesca. El ambiente festivo contrastaba con la rutina habitual del local, donde los desayunos son la norma desde hace décadas.
“Llevamos en este establecimiento toda la vida, desde 1969, cuando lo fundaron mis padres, y luego, mis hermanas y yo continuamos con el legado. Siempre hemos vendido lotería y quinielas, primero con sellos y ahora mediante máquina”, relató María, visiblemente emocionada, mientras se movía entre las mesas en una mañana "muy movida". Sin embargo, aclaró que "todas las mañanas son buenas, pues abrimos muy temprano y tenemos una clientela muy diversa".
Urgell describió que en su cafetería “puedes encontrar una mesa con personas de 60 años, y otra al lado con jóvenes de 20 y 30”. El establecimiento se caracteriza por ofrecer desayunos con un café de excelente calidad, del tipo tradicional que “hago a la antigua, como se hacía antes”. También ofrecen croissants pequeños, panecillos a petición de los clientes, y una deliciosa tortilla de patata que ha sido un sello distintivo de su cocina. “Somos hosteleros antiguos, de los que ya no quedan”, concluyó María con orgullo, reflejando la esencia de su casa y su compromiso con la buena gastronomía.
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