
El World Monuments Fund (WMF) ha revelado este miércoles los 25 sitios que han sido seleccionados para formar parte del prestigioso World Monuments Watch 2025. Entre estos, se destaca el pueblo viejo de Belchite, una localidad histórica situada en la provincia de Zaragoza. Las ruinas de Belchite, que han permanecido prácticamente inalteradas durante más de 80 años, sirven como un potente recordatorio de un periodo doloroso en la historia de España, y su inclusión en esta lista resalta la necesidad urgente de su conservación.
Este año, el Watch presenta una gama diversa de sitios de patrimonio cultural que enfrentan serios peligros, como el Tejido Urbano Histórico de Gaza, la Casa del Maestro en Kiev, la Costa Swahili en África y la Ciudad Antigua de Antioquía en Turquía. Los 25 lugares seleccionados representan un total de 29 países a través de cinco continentes, incluyendo la Luna. Cada uno de estos sitios fue elegido por un jurado internacional tras un exhaustivo proceso de selección entre 212 candidaturas recibidas en esta edición, según se ha informado desde el World Monuments Watch.
Belchite, antes un floreciente centro comercial conocido por su rica arquitectura mudéjar, que simboliza la larga tradición de convivencia entre cristianos, musulmanes y judíos, fue devastado durante la Guerra Civil Española. Hoy en día, su conservación es de vital importancia para preservar este valioso patrimonio cultural.
La inclusión de Belchite en el Watch tiene un doble propósito. En primer lugar, busca llamar la atención sobre los "graves" problemas que enfrenta este patrimonio cultural en cuanto a su conservación. En segundo lugar, a través de su rehabilitación, se pretende fomentar un turismo sostenible que beneficie a la región, contribuyendo así a su desarrollo económico y social.
El viejo pueblo de Belchite se localiza a unos 40 kilómetros al sur de Zaragoza, en la comunidad autónoma de Aragón. Sus ruinas son un frágil testimonio de un capítulo oscuro en la historia de España, y su conservación se presenta como un imperativo moral y cultural.
Con raíces que se remontan a la época romana, Belchite era, durante la Edad Media, un próspero centro de producción agrícola y administración. La arquitectura de la localidad, que abarca iglesias, sinagogas y casas de estilos renacentista, barroco y vernáculo, atestigua su rica historia como un espacio de convivencia entre diversas culturas hasta bien entrado el siglo XV.
Particularmente notable es la arquitectura mudéjar de Belchite, resultado de siglos de intercambio cultural. Este estilo ha sido reconocido por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad en la región aragonesa, destacando aún más la importancia de su conservación.
Durante la Guerra Civil Española, que se libró entre 1936 y 1939, Belchite fue objeto de un asedio que resultó en una devastación total. Los habitantes que sobrevivieron fueron reubicados en un nuevo pueblo construido junto a las ruinas. Al finalizar la contienda, se optó por dejar las ruinas del viejo Belchite intactas, convirtiéndose en un potente símbolo de los horrores de la guerra, y ganándose el reconocimiento como un lugar icónico de memoria, no solo en España, sino en todo el mundo. Tras 80 años de abandono, las estructuras que aún quedan del viejo Belchite requieren una conservación urgente.
Desde 2013, el sitio ha sido protegido por una valla y se han implementado visitas guiadas, pero muchas de las estructuras de importancia histórica y arquitectónica están en peligro inminente de colapso. Si continúa el ritmo actual de deterioro, se estima que en las próximas dos décadas, los monumentos más significativos y la esencia del pueblo podrían desaparecer para siempre.
Hoy en día, conservar los inquietantes restos de este pueblo devastado como un espacio de memoria y reflexión ofrece una oportunidad crucial para que las generaciones actuales y futuras comprendan las tragedias de la guerra. Asimismo, presenta un desafío singular para la conservación y la interpretación de las ruinas históricas de conflicto. Fomentar un turismo sostenible en Belchite podría ser una estrategia viable para promover el crecimiento económico local y ayudar al desarrollo rural.
El World Monuments Fund tiene planes de colaborar con la Fundación Pueblo Viejo de Belchite y otros socios locales, con la intención de destacar los severos problemas de conservación que enfrenta este rico patrimonio cultural y, a través de su preservación, apoyar el turismo sostenible en Aragón, que puede convertirse en un poderoso símbolo de paz y reconciliación.
WMF España, una asociación constituida en 1992, ha estado involucrada en la preservación de numerosas estructuras a través de su programa Watch, colaborando en la conservación de sitios emblemáticos como los pabellones Güell de Gaudí, el barrio del Cabanyal en Valencia, los conventos de clausura de Sevilla, así como en la gestión del Acueducto de Segovia, los patios de Córdoba en el barrio de la Axerquía y los Molinos de viento en Mallorca.
Además, WMF España ha estado activa en la conservación y restauración de otros monumentos significativos, como el Salón Rico de Medina Azahara y las cuevas con arte rupestre de Santander, reafirmando su compromiso con el patrimonio cultural de España.
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