HUESCA, 13 de noviembre. En un paso significativo hacia el reconocimiento de la importancia de la salud mental, el Hospital de Día Quirónsalud Huesca ha lanzado una unidad dedicada a la evaluación y tratamiento de trastornos mentales en niños y adolescentes, un grupo de gran vulnerabilidad que enfrenta múltiples factores de riesgo en su entorno. La detección temprana de estos trastornos es crucial, ya que las experiencias vividas durante la infancia y la adolescencia pueden marcar profundamente la calidad de vida en la adultez.
El nuevo servicio se centra en el análisis de diversos elementos que pueden contribuir a dificultades emocionales y comportamentales, como el estilo de crianza, eventos traumáticos, factores genéticos y la influencia del entorno sociocultural. La Unidad Infanto-juvenil Quirónsalud Huesca, que se presenta como una innovadora iniciativa dentro del sector privado de la salud en la región, está liderada por la doctora Laura Montes, psiquiatra con una sólida especialización en este ámbito, y la psicóloga Ana López, ambas con vasta experiencia en el tratamiento de la salud mental juvenil.
Este equipo de expertos tiene como objetivo ofrecer un enfoque integral, colaborando estrechamente con servicios de pediatría, atención primaria, logopedia, optometría, nutrición, fisioterapia y reproducción asistida que también forman parte del complejo hospitalario. Como ha subrayado la doctora Montes, el propósito es "acompañar al paciente y a su familia en los diferentes momentos de su vida", garantizando así un tratamiento más completo y eficaz.
La doctora Ana López complementó esta visión afirmando que su metodología se basa en un "abordaje multidisciplinar" que contempla desde la detección y evaluación hasta el diagnóstico y el tratamiento de diversas problemáticas. Dependiendo del tipo de trastorno, se implementarán programas específicos que incluirán intervenciones psicológicas y psiquiátricas personalizadas, así como terapias grupales y talleres dirigidos a familiares, buscando fortalecer el núcleo familiar en el proceso de recuperación.
Además, los profesionales ofrecerán evaluaciones diagnósticas que incorporan exploraciones y escalas neuropsicológicas diseñadas para la infancia, garantizando resultados fiables que permiten la adecuada implementación de apoyos en el ámbito educativo. "La identificación temprana de los síntomas es esencial para asegurar una evaluación precisa y un tratamiento adecuado", resaltó la doctora Montes, quien enfatizó que el objetivo es proporcionar un servicio altamente cualificado, con intervenciones intensivas y sostenibles a lo largo del tiempo, siempre considerando las necesidades tanto del paciente como de sus padres.
La nueva unidad también se enfocará en brindar asistencia a familias que enfrenten situaciones de emergencia, tales como problemas de salud mental relacionados con el embarazo, ansiedad, depresión, así como aquellos que lidien con el duelo por pérdida gestacional o con el estrés emocional asociado a tratamientos de fertilidad. Esta atención integral es vital, ya que muchos de estos problemas pueden tener repercusiones duraderas en la salud mental de los futuros progenitores.
Según la especialista Ana López, "las estadísticas a nivel global estiman que entre el 15% y el 20% de niños y adolescentes padecen trastornos mentales", lo que subraya la urgencia de atacar la problemática desde la raíz, puesto que muchos de estos trastornos en adultos comienzan a gestarse en la infancia y se desarrollan durante la adolescencia. Esta réalité justifica una atención seria y prioritaria en el ámbito de la salud mental infantil.
Entre las patologías más comunes que afectan a la población infantil se encuentran los trastornos del neurodesarrollo y los de conducta, mientras que en el caso de los adolescentes predominan los trastornos del estado de ánimo, incluyendo la ansiedad, la depresión, problemas alimentarios y conductas suicidas, que requieren atención especializada.
Tanto la doctora Montes como la psicóloga López coinciden en que, "aunque la detección temprana es fundamental, identificar las señales de alarma no siempre resulta sencillo". Sin embargo, reconocen que cualquier cambio significativo en el comportamiento, en el aprendizaje, o en las relaciones sociales puede ser una señal de alerta importante. Por ello, incitan a los padres y a las instituciones educativas a que cualquier anomalía observable sea evaluada por profesionales cualificados para asegurar el bienestar de los jóvenes.
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