Un grupo de arqueólogos, con la colaboración de voluntarios de diversas organizaciones vinculadas a la memoria histórica, ha comenzado recientemente un proyecto de excavación en Ejea de los Caballeros, Zaragoza. Este sitio, que se considera la fosa común más extensa de Aragón, podría albergar alrededor de 160 cuerpos de individuos que fueron víctimas del régimen franquista en los inicios de la Guerra Civil Española.
Las excavaciones se encuentran en su primera etapa, y se anticipan al menos dos fases adicionales antes de que se complete el proceso de recuperación de los restos. La concejala de Memoria Democrática de Ejea, Teresa Juana Guilleme, expresó la firme intención de continuar con el trabajo, destacando: "Hemos comenzado y no vamos a detenernos".
Guilleme, quien también ejerce como diputada del PSOE, informó que los trabajos iniciaron el pasado viernes y que, para el sábado, ya se habían identificado seis cuerpos. Alberto Espés, representante de la Asociación Batallón Cinco Villas, confirmó que el número de restos encontrados ha ido en aumento a lo largo de la semana.
Los arqueólogos quedaron sorprendidos por la cantidad de cal presente en la fosa. Según Espés, aunque la cal ha dañado los tejidos de los cuerpos, ha proporcionado una mejor conservación de los huesos. También notaron que algunos cuerpos aparecen organizados, mientras que otros parecen haber sido arrojados de manera aleatoria, lo que complica aún más la identificación de los restos.
Se estima que la fosa podría contener los restos de personas de hasta veinte localidades diferentes, no solo de la comarca sino también de poblaciones ribereñas como Pinseque y Pedrola, así como de lugares más lejanos como Caparroso y Ágreda. Algunas familias de las víctimas han viajado a Ejea para someterse a pruebas de ADN que faciliten la identificación de sus seres queridos.
Hasta el momento, más de 60 familias han realizado estas pruebas, y la concejala destacó que la cobertura mediática ha atraído a más personas que desconocían las excavaciones. Se están preparando espacios para atender a los familiares que acuden a la zona.
La emoción es palpable entre los familiares, algunos de los cuales apenas pueden contener las lágrimas. Agradecen al Ayuntamiento de Ejea por su sensibilidad en esta búsqueda. La concejala narró historias conmovedoras de personas mayores que llegan en busca de hermanos perdidos, hijos que buscan a sus padres, y nietos que quieren conocer más sobre sus abuelos.
Guilleme se muestra honrada por poder desempeñar un papel en este proyecto que busca traer paz a tantas familias que anhelan recuperar los restos de sus seres queridos.
Los cuerpos en esta fosa fueron asesinados durante las primeras fases del conflicto, y Guilleme explicó que inicialmente los franquistas se dirigieron contra aquellos en posiciones de poder, incluidos funcionarios y sindicalistas, lo que resultó en una represión que no solo se limitó a la guerra, sino que se prolongó en los años siguientes.
Los que lograron escapar encontraron refugio en otras partes del mundo y no regresaron hasta mucho después de la finalización del régimen. Guilleme compartió la historia de un exiliado que, al volver, encontró su llave en el mismo lugar donde la había dejado años atrás.
Este proyecto de exhumación se adjudicó por un presupuesto de 80.000 euros, financiados en parte por el Ayuntamiento y el Ministerio de Memoria Democrática. La primera fase se espera concluir el 15 de noviembre, seguida por trabajos de identificación que podrían extender el proceso durante dos años, según lo indicado por Guilleme.
Para la fase de identificación, ya se han comprometido 100.000 euros de la Diputación Provincial, además de 200.000 para realizar las pruebas de identificación tras la exhumación. La comarca también ha destinado recursos para abrir otra fosa, que podría contener los cuerpos de los primeros fusilados en julio de 1936.
Por otro lado, Guilleme ha expresado su preocupación por la falta de noticias sobre las ayudas que debería convocar el Gobierno de Aragón en el marco del Plan de Concordia tras la derogación de la Ley de Memoria Democrática.
Una vez finalizados los trabajos de exhumación e identificación, se planea un acto institucional para devolver los restos a las familias y honrar a las víctimas, aunque algunos familiares prefieren que se queden donde están.
En el Cementerio de Ejea de los Caballeros se encuentra un monolito inaugurado en 2008 por el entonces alcalde, Javier Lambán, que rinde homenaje a más de 400 asesinados en esos tumultuosos meses de 1936, incluidos aquellos cuyos restos ahora se intenta rescatar.
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