Bermúdez de Castro destaca la importancia de recordar a las víctimas de ETA en homenaje a los guardias civiles caídos en Sallent.

El consejero de Hacienda, Interior y Administración Pública de Aragón, Roberto Bermúdez de Castro, ha hecho un llamamiento a conservar la memoria de las víctimas de ETA durante el emotivo homenaje a los dos Guardia Civiles que perdieron la vida a manos de la organización terrorista en Sallent de Gállego, ocurrido en el año 2000.
Bermúdez de Castro enfatizó la importancia de recordar los sucesos trágicos de esa noche y de los años de sufrimiento que vivió España. “Es fundamental que la sociedad no olvide lo que sucedió, ya que nuestra memoria histórica es vital para no repetir los errores del pasado”, afirmó el consejero.
En sus declaraciones, subrayó la necesidad de conocer y reconocer la historia, así como de condenar las acciones de ETA. “No debemos permitir que se borre de nuestra memoria la barbarie que esta organización perpetró”, agregó Bermúdez de Castro, rechazando cualquier intento de minimizar la violencia sufrida por quienes lucharon por la seguridad de todos.
El consejero también expresó que es importante que cada 20 de agosto las personas se acerquen a Sallent de Gállego para acompañar a las familias de los agentes caídos. “Acompañarlos en su dolor es un deber moral, un gesto que debemos mantener con el paso del tiempo”, concluyó durante el homenaje.
Como representante del Gobierno aragonés, Bermúdez de Castro estuvo presente en la ceremonia anual que conmemora el XXV aniversario del atentado contra los dos guardias civiles, una ocasión que ha llevado al Ayuntamiento de Sallent a dedicar una calle en su honor.
El homenaje tuvo lugar en la plaza Valle de Tena y contó con la presencia del alcalde de la localidad, Jesús Gericó, y familiares de los fallecidos. Al cerrar el acto, se colocó una corona de flores y velas en el sitio del atentado, donde se exhibieron fotos de los agentes homenajeados.
El Ayuntamiento, además, ya había instalado una placa conmemorativa en el lugar donde se produjo el trágico suceso, recordando a Irene Fernández Perera y José Ángel de Jesús Encinas, quienes fueron víctimas de una bomba lapa colocada bajo su vehículo, que estalló al encender el motor durante su ronda.
En el momento del atentado, Irene Fernández, de 32 años, era originaria de Las Agüeras, Asturias, y se convirtió en la primera mujer de la Guardia Civil asesinada por ETA. Por su parte, José Ángel de Jesús, de 22 años, era de Talavera de la Reina y llevaba solo tres meses destinado en Sallent, con el deseo de formar parte del Servicio de Montaña de la institución.
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