Con un notable recorrido a lo largo de 12 años, la Escuela Museo de Origami de Zaragoza (EMOZ) se establece como un punto de interés cultural en la ciudad, atrayendo una media de 24.500 visitantes al año. Esto representa una afluencia de más de 2.000 personas mensuales, mostrando una leve pero constante mejoría del 2% en comparación con el año anterior, 2024.
Jorge Pardo, quien dirige la EMOZ, se mostró optimista durante la presentación de su informe anual. Subrayó que, a pesar de ser un museo de pago, con un costo de entrada de solo 3 euros, el interés ha crecido considerablemente: las visitas guiadas y los talleres han aumentado en un 30% desde 2024. Sin embargo, los detalles completos sobre la asistencia se darán a conocer en una memoria anual que estará disponible a partir de enero.
Desde el impacto de la pandemia, la EMOZ ha ido recuperando la afluencia de visitantes, especialmente en lo que respecta a talleres y visitas guiadas, alcanzando este crecimiento en 2025. Esto refuerza la capacidad del museo para adaptarse y atraer al público a pesar de las dificultades previas.
Además, la institución ha continuado su colaboración con el Gobierno de Aragón en el área de turismo. Este apoyo ha permitido que la EMOZ participe en eventos como la Feria Intour de Valladolid, donde promocionó la cultura aragonesa a través del arte del origami. En un esfuerzo notable, se han organizado talleres en el Hospital Infantil y colaboraciones con la Asociación de Celiacos y la Fundación DFA.
Un hito reciente en la historia de EMOZ fue su participación en la Exposición Universal de Osaka en Japón, donde se presentó una representación de Aragón con espectáculos de origami y muestras de gastronomía local, como el jamón de Teruel. A raíz de esto, se proyecta realizar una exposición en la Embajada de España en Tokio para finales de 2026, y se espera contar con el respaldo tanto del Gobierno de Aragón como del Ayuntamiento.
El director de EMOZ, Jorge Pardo, indicó que esta exposición en Tokio buscará crear un "puente cultural" entre España y Japón, utilizando el origami como medio para fomentar la comprensión y el intercambio entre ambas naciones. Según Pardo, "dentro de un año podremos decir que ha sido un gran éxito y que hemos llevado el origami a los japoneses, reafirmando que Zaragoza es el corazón de esta tradición".
Un cambio significativo en EMOZ será la revisión de su calendario de exposiciones temporales. Pardo dio a entender que, en lugar de las cuatro exposiciones breves que se han realizado anualmente, se está considerando extender algunas muestras, lo que resultaría en tres exposiciones anuales más prolongadas.
La exposición actual está programada para finalizar a finales de mayo y rinde homenaje al renombrado artesano japonés Akio Maruyama, reconocido por sus impresionantes muñecas washi-ningyo, que están cuidadosamente elaboradas con papel japonés. Esta muestra, que se inauguró en 2020, se vio afectada por el confinamiento y no pudo ser disfrutada por los visitantes en su momento, lo que la convirtió en una de las menos visitadas.
Para asegurar una mayor accesibilidad a este arte, la exposición regresa y estará disponible para el público hasta el 31 de mayo. Además de esta exposición, el museo tiene planes para destacar a las mujeres dentro del arte del origami, así como celebrar el 125 aniversario de la empresa cervecera Ámbar y recordar el 80 aniversario del bombardeo de Hiroshima mediante una vitrina especial.
En el espíritu navideño, también se están preparando belenes que adornarán el pasillo del museo. En la sala dedicada a Eric Joisel, un destacado maestro del origami fallecido hace 15 años, se han traído nuevas y exclusivas piezas de Tokio, las cuales son presentadas por primera vez fuera de Japón.
Todos los modelos de la exposición de Akio Maruyama están disponibles para la venta, con la entrega programada para después de su cierre el 31 de mayo. Estas muñecas, elaboradas exclusivamente con papel washi, capturan la esencia de la vida cotidiana japonesa del periodo Edo, desde geishas hasta samuráis, fusionando distintas técnicas de plegado y modelado para darles movimiento y volumen.
La característica única de estas figuras es su ausencia de rasgos faciales, lo que requiere del espectador una interpretación personal de las escenas, un elemento que resalta la interacción entre la obra y quien la observa. El origen de estas muñecas se remonta a antiguas prácticas espirituales del periodo Heian, donde se utilizaban como figuras rituales para la purificación y se depositaban en ríos para liberar la mala suerte.
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