
La Audiencia Provincial de Zaragoza ha dictado una sentencia que ha conmovido a la sociedad local, condenando a la madre de un bebé hallado sin vida en febrero de 2024, en el área del Caixaforum, a una pena de 25 años de prisión por el asesinato de su propio hijo. La resolución judicial incluye una atenuante por confesión y una agravante debido al parentesco entre la acusada y la víctima.
En adición a esta severa condena, se ha impuesto a la madre la obligación de indemnizar al padre del menor con una cifra de 90.000 euros por daño moral. Aparte de la pena de prisión, la sentencia establece un período de cinco años de libertad vigilada tras el cumplimiento de su condena, según se estipula en el fallo al que tuvo acceso Europa Press.
La madre, originaria de León y sin antecedentes criminales previos, había estado en prisión provisional mientras se desarrollaba el proceso judicial en su contra. El juicio transcurrió entre el 31 de marzo y el 7 de abril, tiempo en el cual la Fiscalía, que inicialmente había solicitado la pena de prisión permanente revisable, ajustó su solicitud a la luz de la confesión de la acusada.
El abogado del padre, quien ha estado presente como acusación particular, se unió a la solicitud del Ministerio Público, postulando una pena de 26 años de cárcel. Por su parte, la defensa encontró una forma de reconocer el delito, argumentando a favor de una pena de 25 años.
El tribunal ha llegado a la conclusión de que la acusada asfixió a su hijo, nacido el año anterior, utilizando un cojín que colocó sobre su cara entre las 13.30 y las 17.30 horas del 23 de febrero de 2024. Tras cometer el acto, la madre transportó el cuerpo sin vida del pequeño en un coche de paseo, llevándolo al parque detrás del edificio del Caixaforum. Una vez allí, se sentó en un banco, y al observar que no había personas alrededor, procedió a ocultar el cadáver del bebé entre un banco de cemento y una valla metálica, un lugar difícilmente accesible y visible, antes de marcharse con el carrito vacío.
En la madrugada del 24 de febrero, el padre del niño reportó la desaparición tanto de su pareja como de su hijo. Al día siguiente, la madre se comunicó con el 112, proporcionando detalles confusos y contradictorios sobre su propio paradero y el del bebé, lo que llevó a las autoridades a la ubicación donde había dejado el cuerpo del niño.
Posteriormente, tras el hallazgo del cadáver, la Policía detuvo a la madre, quien en el momento de ser informada de sus derechos admitió haber asfixiado a su hijo con un cojín, revelación que ha estremecido aún más a la opinión pública y ha levantado cuestionamientos sobre la salud mental y el sistema de apoyos a las familias.
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