
El 21 de julio en Huesca, la Guardia Civil ha dado un golpe significativo contra la trata de personas, desmantelando una red criminal que operaba en Huesca y Madrid, enfocada en la explotación sexual de mujeres. Este operativo, conocido como ‘Descarnado’, ha generado conmoción en la comunidad y ha puesto de manifiesto la urgencia de abordar este grave problema social.
La investigación comenzó a finales del año pasado, impulsada por un aviso de una organización no gubernamental que alertó sobre la situación de una mujer sudamericana en Huesca. Los agentes de la Policía Judicial tomaron la iniciativa para contactar a la posible víctima, quien relató las penurias que había atravesado en su país, lo que la llevó a emprender el viaje a España en busca de una mejor calidad de vida.
La mujer, engañada por un individuo que le prometió un futuro próspero, accedió a trasladarse a nuestro país bajo condiciones desmesuradas. A su llegada a España, fue llevada a un alojamiento donde se encontró obligada a ejercer la prostitución, sin posibilidad de resistencia, confiando en que podría pagar su deuda con los supuestos ingresos que generaría.
Pronto se dio cuenta de la verdad detrás de la promesa de riqueza: en lugar de mejorar su situación, comenzó a ser objeto de amenazas. La presión y el hostigamiento que sufrió se intensificaron, con amenazas directas a su seguridad y la de su familia si no lograba enviar dinero para saldar su falsa deuda.
La Unidad de Policía Judicial trabajó incansablemente, recopilando evidencias y testimonios que confirmaron la veracidad del relato de la víctima y desentrañaron la estructura de la organización criminal. Identificaron a los principales responsables, incluyendo al líder que la forzó a mantener relaciones sexuales diarios desde su llegada.
Una figura clave en este entramado fue una mujer encargada del traslado y posterior alojamiento de la víctima en Huesca, donde continuó la explotación. Gracias a una minuciosa investigación, el 1 de abril se llevaron a cabo registros en domicilios de los presuntos criminales en Madrid, resultando en la captura de tres de ellos. Se incautaron equipos electrónicos y documentación que evidenciaba la operación ilícita de la red.
Además, se arrestó a un cuarto miembro en una localidad cercana, con todos los detenidos —tres hombres y una mujer de nacionalidades española y peruana, con edades de entre 25 y 44 años— enfrentándose a múltiples cargos serios que incluyen trata de personas con fines de explotación sexual y pertenencia a una organización criminal. El cabecilla fue enviado a prisión, mientras que los otros quedaron a disposición judicial en Barbastro.
La Guardia Civil sigue desarrollando su labor para detectar a otras posibles víctimas que hayan caído en las garras de esta red de trata, reafirmando la necesidad de un compromiso firme en la lucha contra este delito que socava los derechos humanos y la dignidad de tantas personas.
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