El 22 de octubre en Zaragoza, un equipo de arqueólogos de la Universidad de Zaragoza ha finalizado lo que se espera sea la última fase de excavación en el sepulcro colectivo calcolítico de la Paridera de la Dehesa, ubicado en el municipio de Muel. Durante todo el mes pasado, estos investigadores han estado trabajando en el sitio, y el 18 de octubre se llevó a cabo una jornada de puertas abiertas, brindando al público la oportunidad de observar de cerca los avances de la excavación y los objetivos del estudio.
En esta jornada especial, los arqueólogos ofrecieron a los asistentes información sobre las singularidades del sitio funerario, incluyendo datos iniciales sobre la población inhumada, indicios sobre su alimentación, posibles enfermedades y la calidad de vida de aquellos que allí descansan. Además, se anunciaron líneas de investigación que están en curso, ampliando el conocimiento sobre este intrigante periodo histórico.
Los eventos planificados incluyeron un taller práctico sobre tecnología prehistórica dirigido por Javier Fanlo, así como una carpa expositiva que ilustraba la evolución del trabajo arqueológico, contextualizando el hallazgo del sepulcro. Los más jóvenes también tuvieron la oportunidad de participar en un terrario didáctico que simulaba una excavación, donde demostraron su entusiasmo al explorar como verdaderos arqueólogos.
En la organización de estas actividades, se contó con la colaboración del equipo de excavación, que incluye a profesionales como Javier Fanlo, Fernando Pérez-Lambán y Óscar Lanzas, además de voluntarios y los directores del yacimiento. Durante el proceso de preparación, Óscar Pueyo y Jorge Martín, quienes forman parte de IUCA y son docentes en la Facultad de Educación, llevaron a cabo una prospección geofísica en el lugar, descubriendo más sobre su historia.
Hasta la fecha, se han encontrado restos de aproximadamente 50 individuos de diversas edades en este sepulcro colectivo. Diez dataciones por medio de carbono han permitido situar su uso entre el 2850 y el 2200 a.C., dividiendo este periodo en una fase inicial que abarca de 2800 a 2500 a.C. y una posterior que se extiende de 2500 a 2200 a.C.
En esta última campaña, los arqueólogos están concentrados en el sector suroeste y en los estratos debajo de la cornisa de arenisca. Al concluir esta fase de excavación, se enviarán nuevas muestras para su datación y se elaborarán descripciones más detalladas sobre las secuencias de enterramiento. El equipo también está extrayendo muestras para llevar a cabo análisis de isótopos y ADN antiguo, lo que permitirá un mayor entendimiento de las prácticas funerarias y la composición biológica de las comunidades calcolíticas en la región.
Este proyecto, titulado "Registros funerarios y paleoantropología en la Prehistoria reciente del valle medio del Ebro" (PID2022-140671B-I100/NB-I00), está bajo la dirección de Jesús V. Picazo, investigador del grupo P3A del Instituto Universitario de Investigación en Ciencias Ambientales de Aragón (IUCA). La codirección está a cargo de Marina Bretos (P3A-IUCA) y Javier Fanlo, quien es arqueólogo profesional, con la participación de investigadores del IUCA y estudiantes del Grado en Historia de la Universidad de Zaragoza a lo largo de las diferentes campañas.
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