
En Zaragoza, el Gobierno de Aragón ha revelado una inversión significativa de cerca de 2,5 millones de euros provenientes de los fondos Next Generation. Esta iniciativa, promovida por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (Miteco), tiene como objetivo fundamental el fortalecimiento y la mejora de las masas forestales de la región.
Este aporte económico es parte de un ambicioso plan que comprende un total de 32 millones de euros asignados a diferentes Comunidades Autónomas, basado en las propuestas de intervención que cada una ha presentado. Así lo ha dado a conocer recientemente el Ejecutivo aragonés.
Las labores de mejora se realizarán en áreas forestales gestionadas por el Estado, en un total de ocho localidades de Aragón. Entre estos municipios se incluyen Ontiñena, Estopiñán, El Frasno, Castiliscar, Herrera de los Navarros, Forniche, Mezquita de Jarque y Pancrudo. La completa ejecución de estas acciones deberá estar finalizada antes de junio de 2026.
Las intervenciones se centrarán en tratamientos selvícolas que buscan restaurar la funcionalidad ecológica y climática de los ecosistemas, especialmente en regiones que han sufrido sequías severas, plagas o alteraciones medioambientales que han debilitado la biodiversidad.
Una de las metas adicionales de estos tratamientos es mitigar la excesiva acumulación de vegetación, un factor que eleva el riesgo de incendios y obstaculiza la regeneración natural, así como limitar la adaptabilidad de los bosques al cambio climático.
Las medidas previstas incluirán cortas de mejora y regeneración, que abarcan claras, clareos, cortas sanitarias y resalveos. Estas acciones están diseñadas para disminuir la densidad de las masas arbóreas, potenciar la vitalidad de los árboles más saludables y fomentar la regeneración de la vegetación.
Asimismo, se implementarán estrategias preventivas para combatir la expansión de plagas y enfermedades forestales, además de minimizar el riesgo de incendios en estas áreas críticas.
En algunos casos, se contempla la mejora de la composición específica de los bosques, privilegiando la plantación de especies autóctonas que se adapten de manera óptima al clima actual y futuro.
En los casos donde la regeneración natural no sea viable, se procederá a repoblaciones que incluyan técnicas como la migración asistida, introduciendo ejemplares de la misma especie provenientes de climas más cálidos como estrategia ante el cambio climático.
La mayor parte de las acciones implicará la eliminación de árboles que están en mayor riesgo de morir debido a las nuevas condiciones climáticas. Esta tarea se realizará con maquinaria forestal cuando las condiciones del terreno lo permitan; en otras circunstancias, se optará por un trabajo manual para asegurar una intervención cuidadosa.
Además, los esfuerzos se centrarán en terrenos que son particularmente susceptibles a la desertificación, con el propósito de prevenir la erosión del suelo y restaurar sus funciones ecológicas.
Por último, si estas actividades se desarrollan en áreas protegidas o en territorios con especies que requieren conservación, será imprescindible que el diseño y la ejecución de los trabajos respeten los planes de gestión y ordenación existentes, asegurando así la preservación del patrimonio natural de la región.
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