Una organización cultural llamada OCRE está utilizando la cultura como una herramienta para impulsar el desarrollo del medio rural y ayudar a mantener la población. Víctor Domínguez, el portavoz de la organización, vive en Mozota, una pequeña localidad a unos 30 minutos de Zaragoza con solo 123 habitantes.

Domínguez trabaja en la industria de la música y sus compañeros y él se vieron obligados a frenar en seco durante la pandemia debido a las estrictas restricciones en la ciudad de Zaragoza. Realizando excursiones por los alrededores de Mozota, descubrieron un lugar ideal para actividades culturales y descubrieron que estaba en venta. Así nació el Bosque Sonoro, un festival que aglutina nombres de artistas de renombre en su cartel. Realizaron varios conciertos allí en 2020 y no hubo ningún contagio, demostrando que era posible realizar eventos culturales seguros durante la pandemia.

Otro festival llamado Brizna se lanzó en 2021 en la localidad oscense de Ayerbe, generando un espacio para el conocimiento y disfrute de diversas expresiones del arte. La idea de OCRE es generar proyectos culturales y festivales que se puedan mantener en el tiempo y que generen interés para alguien autóctono que quiera aprender y coger el relevo.

Además de los festivales y conciertos, OCRE ha comenzado a promover un espacio de coworking en Mozota que quieren exportar a otros espacios rurales. También ofrecen talleres, presentaciones y charlas en diferentes municipios y un servicio de gestión e información sobre tramitaciones de solicitud de ayudas para consistorios. La idea principal de OCRE es utilizar la cultura para mejorar la vida en el medio rural, favorecer el turismo, luchar contra la despoblación y generar un sentimiento de querer volver al pueblo y dar oportunidades de trabajo allí.

En definitiva, OCRE está utilizando la cultura como una herramienta de desarrollo para el medio rural y para generar actividad cultural en pequeñas localidades donde esto suele ser más difícil.