Ubicada al sur de la comunidad autónoma de Aragón, la ciudad de Teruel se convierte en el escenario de uno de los más bellos y tristes relatos de amor que han sido contados. La leyenda de los Amantes de Teruel es una historia que ha pasado de generación en generación y que ha sido plasmada en diversos libros y obras de teatro.
La leyenda data del siglo XIII, época en la que Teruel estaba dividida en dos zonas: la morería y la zona cristiana. Juan Martínez de Marcilla y Diego de Marcilla, eran dos jóvenes estudiantes de la ciudad que pertenecían a la zona cristiana. Ambos se conocían desde la infancia y habían forjado una gran amistad.
Los años pasaron y Juan se enamoró de Isabel de Segura, hija de una noble familia y perteneciente a la zona mora de la ciudad. La joven correspondió al amor de Juan y juntos vivieron un romance apasionado en secreto, porque estaban conscientes de la oposición que tendría su amor por la diferencia de religión.
Juan estaba decidido a hacer todo lo que estuviera en sus manos para poder estar con Isabel. En una oportunidad, viajó a tierras lejanas con el objetivo de hacer fortuna y poder pedir la mano de su amada. Su promesa fue regresar en cinco años, cuando su fortuna estuviera acabada, para casarse con Isabel y vivir juntos.
Isabel aceptó la promesa de su amado y ambos decidieron que su amor sería furtivo, por lo que si alguno de ellos moría, el otro debía enterrarlo con amparo y dignidad en la iglesia donde se congregaban los cristianos, porque de no ser así, el alma del fallecido no tendría paz eterna.
Los cinco años transcurrieron y Juan no regresó a Teruel, pero Isabel no perdió las esperanzas y siguió esperando su regreso. Pasaron dos años más y en una de las fiestas de la ciudad, Isabel se reencontró con Juan, quien había regresado a Teruel. Sin embargo, al ver a Juan pobre y desaliñado, la familia de Isabel se opuso a su matrimonio, lo cual los obligó a seguir con su romance furtivo.
La tragedia se acercaba y las circunstancias no mejoraban para los amantes. Un día, Juan se acercó a Isabel para pedirle un beso, pero ella se negó, ya que estaban en un lugar público, y le preguntó por qué no se marchaba con ella y comenzaban una nueva vida en otro lugar. Juan, lleno de ira y desesperación, acusó a Isabel de ser una mujer cruel y calculadora, por lo que ella se retiró temerosa.
En la madrugada del 16 de febrero de 1217, Isabel enfermó gravemente. Cuando Juan se enteró, acudió a su casa y fue recibido por el padre de la joven. Juan le pidió al padre de Isabel que le permitiera ver a su amada, pero él negó el acceso. Desesperado, Juan corrió a la iglesia donde los cristianos se reunían, pero al llegar, ya era tarde: Isabel había muerto.
El joven lloró desconsolado junto al cuerpo de su amada durante horas y luego, decidió cumplir su promesa pese a que el plazo ya había vencido. Fuertemente endeudado y sin un centavo, Juan se dirigió a la familia de Isabel para pedir prestado el dinero para comprar una capa negra y unas espuelas plateadas, que eran los requisitos necesarios para tanto petición.
Cuando regresó a la iglesia, Juan se encontró con un grupo de personas que se habían congregado para ver el funeral de Isabel. Intentó entrar, pero fue detenido por los sacerdotes, quienes le dijeron que Isabel había muerto cristiana y que le habían concedido el perdón divino. Decepcionado, Juan se desmayó y murió en el mismo momento en que estallaba su corazón por el dolor de la pérdida de su gran amor.
La leyenda de los Amantes de Teruel es un conmovedor relato de amor que ha trascendido las décadas y sigue siendo recordado en la actualidad. En Teruel, existe una réplica de la torre de San Pedro donde se habrían encontrado los amantes y cada 14 de febrero se celebra el Día de los Amantes en honor a esta historia de amor que se ha convertido en uno de los símbolos más representativos de la ciudad.
Estas son solo algunas de las preguntas que se pueden formular a partir de la leyenda de los Amantes de Teruel, una historia de amor que ha cautivado a varias generaciones y que muestra que a pesar de las adversidades, el amor puede trascender la muerte.