La festividad del 12 de octubre en Zaragoza ya se prepara con la colocación de la imagen de la Virgen del Pilar en lo alto de la estructura metálica que será adornada con millones de ramos de flores. Este año, la Ofrenda se oficializa como un acto festivo más, ampliando su significado como símbolo de identidad y esperanza del futuro, según la alcaldesa de la ciudad, Natalia Chueca.

Más de 7.700 personas se congregaron en la plaza del Pilar para presenciar la subida de la imagen de la Virgen del Pilar, que se realizó de manera solemne este año con la participación de 75 trabajadores que colaboraron en la construcción de la estructura metálica.

Con la interpretación del Himno a la Virgen del Pilar, el coro Amici Musicae dio inicio al acto, seguido de intervenciones de autoridades locales y religiosas. La réplica de la Virgen, de 15 kilos y 1,43 metros de altura, fue alzada hasta lo alto de la estructura piramidal de 15,50 metros.

El manto de la Virgen, elaborado con flores de color rojo y la Cruz de Lorena, se confeccionará con la participación de 30 jardineros y jardineras, así como más de 200 personas colaboradoras en el montaje y desarrollo de la Ofrenda. Este evento, tradicionalmente celebrado desde la década de los 50, ha crecido hasta convertirse en la mayor ofrenda de flores del mundo.

La alcaldesa Natalia Chueca destacó la importancia de mantener viva la tradición de la Ofrenda de Flores como muestra de amor, paz y fraternidad a la Virgen del Pilar, patrona de la Hispanidad. El arzobispo de Zaragoza, monseñor Carlos Escribano, elogió la iniciativa y la solemnidad del acto de este año.

En 2024, la Ofrenda del Pilar alcanzará un hito histórico al registrar más de 1.000 grupos participantes, un incremento del 21% con respecto al año anterior. La festividad contará con la presencia de grupos desde las primeras horas del día hasta la noche, culminando en un acto que se espera reúna a miles de participantes en la Plaza del Pilar.

El recorrido de la Ofrenda se extenderá por más horas este año, permitiendo una participación individual más amplia y recuperando antiguas rutas para enriquecer la experiencia de los participantes. La devoción a la Virgen del Pilar sigue siendo una tradición arraigada en la ciudad, consolidando este acto como uno de los más importantes en las fiestas de Zaragoza.