ZARAGOZA, 5 Ene.
El conjunto Oncología Molecular del Instituto de Investigación Sanitaria Aragón (IIS Aragón) ha estudiado el glioblastoma, el tumor cerebral de peor pronóstico en mayores, y ha reconocido a 'ABCC3' como un viable biomarcador para este, en tanto que relaciona con una peor supervivencia, una deficiente contestación a tratamientos y podría beneficiar la aparición de recidivas.
El trabajo, cuyos desenlaces fueron publicados en la gaceta 'Scientific Reports', se ha realizado en colaboración con estudiosos del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas, la Vrije Universiteit Brussel (Bélgica) y de la Universidad de Ljubljana (Eslovenia).
El conjunto Oncología Molecular, dirigido por el estudioso ARAID Alberto Jiménez Schuhmacher, ha creado nanoanticuerpos contra zonas concretas de ABCC3 que han ratificado en distintas modelos experimentales 'in vivo' y que podrían usarse para el avance distintas apps biomédicas, conforme han correcto desde el Departamento de Sanidad del Gobierno de Aragón.
"El big data está revolucionando la investigación oncológica, en tanto que poder tener datos masivos de muestras de pacientes oncológicos deja detectar muchas modificaciones que podrían tener herramienta médica", explicó el estudioso ARAID en el IIS Aragón, Schuhmacher.
Sin embargo, a pesar de que en los tumores cerebrales están convirtiendo su caracterización molecular, varios de estos descubrimientos no se traducen en adelantos en la práctica clínica, ha continuado, agregando que esto hay que, en parte, a la carencia de biomarcadores no invasivos y las restricciones que impone la barrera hematoencefálica, una membrana que actúa como filtro muy selectivo en el cerebro.
Así, se han analizado cientos y cientos de muestras de pacientes con glioblastoma y para buscar los genes que están "mucho más expresados, mucho más encendidos". "Estos genes estaban apagados en cerebros sanos", ha aclarado Schuhmacher, con lo que se ha estudiado si correlacionaban con supervivencia, contestación a tratamientos y aptitud de conformar recidivas.
Se ha elegido 'ABCC3' "como una diana en frente de la que desarrollar herramientas biotecnológicas para el diagnóstico de estos tumores", ha apuntado.
Una vez reconocido el biomarcador, los estudiosos del IIS Aragón estudiaron las zonas de la proteína ABCC3 mucho más esenciales en frente de las que podrían desarrollar nanoanticuerpos, unas proteínas destacables que se pegan de manera muy concreta a la diana en frente de la que se diseñan.
"Elegimos tres zonas y aislamos nanoanticuerpos en frente de ellas empleando una compilación que tiene dentro cien millones de ellos", ha detallado Eduardo Ruiz López, primer creador del trabajo y solicitado de hacer esta investigación, merced a una asistencia predoctoral de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC).
Después, ha comentado que se procedió a caracterizr y validar distintos nanoanticuerpos en frente de 'ABCC3', primero en modelos celulares y, a continuación, en distintas modelos de experimentación. El siguiente reto consistió en investigar si estos nanoanticuerpos podían llegar a advertir tumores cerebrales en modelos de ratón, puesto que debían atravesar la barrera hematoencefálica, unas membranas que actúan como filtro selectivo en el cerebro y resguardan de varios daños y agentes tóxicos, pero por el contrario previenen que logren llegar muchas moléculas al cerebro.
"Vimos que estos nanoanticuerpos advierten glioblastoma por igual en modelos que muestran distinto nivel de separación de la barrera hematoencefálica, lo que recomienda que podrían atravesarla", ha advertido Ruiz López.
Una vez ratificados en modelos experimentales 'in vivo', estos nanoanticuerpos podrían usarse de cara al desarrollo de distintas apps biomédicas que van desde el diagnóstico por imagen al avance de herramientas de acompañamiento en la cirugía o el diseño de nuevos tratamientos.
"Todavía queda bastante sendero por recorrer, charlamos de varios años", ha reconocido Schuhmacher, quien ha complacido el acompañamiento de la Fundación FERO, AECC, ASPANOA, el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) y el Gobierno de Aragón para esta investigación.