ZARAGOZA, 14 Oct.
El Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil de Zaragoza, ha localizado en un lugar de comidas de la ciudad más importante aragonesa once patos congelados sin archivo de trazabilidad. Por este fundamento, la dueña y el solicitado del local fueron investigados como supuestos autores de un delito suave contra la salud pública por modelos alimenticios no capaces para el consumo.
El pasado 5 de octubre, el Seprona recibió una alarma de los Servicios Veterinarios Oficiales del Servicio Provincial de Sanidad del Gobierno de Aragón, donde les notificaban de que en
un lugar de restauración zaragocí se había visto a personas que introducían en el local patos vivos.
Ante estos sucesos, esa mañana un experto del Seprona,
al lado de inspectores del Servicio Provincial del Departamento de Sanidad del Ejecutivo aragonés, se presentaron en este lugar con el propósito de efectuar una inspección y revisar la certeza de los hechos, informó en una publicación oficial la Benemérita.
En un primer instante se entrevistaron con el solicitado del
mismo preguntándole si tenía guardados modelos o subproductos de pato, mostrándoles este un congelador ubicado en el comedor del lugar de comidas. Mientras los inspectores comprobaban los
artículos que estaban en la cámara, el solicitado se retiró a un almacén.
Ante la sospecha de que la sepa pudiese ser utilizada para la ocultación de ciertos artículos, el experto del Seprona asistió al almacén, verificando que "esta persona se encontraba sacando patos congelados del interior de una cámara frigorífica y ocultándolos bajo una estantería", han correcto desde el Instituto Armado.
Tras revisar la parte baja del armario, se consiguieron intervenir un total de nueve patos, aparte de otros 2 dentro de la cámara frigorífica, todos ellos congelados, sin plumaje, metidos en bolsas de plástico sin etiquetado alguno, archivo de trazabilidad o factura que amparase su legal procedencia.
En el lapso de la inspección se presentó en el lugar la dueña del mismo, quien manifestó no tener archivo de compra por habérselos comprado a un tercero del que ignoraba su identidad.
Los patos intervenidos fueron declarados no capaces para el consumo
humano por los Servicios de Sanidad, estando un peligro para la salud pública, siendo retirados por una compañía de administración de restos para su destrucción.
Por estos sucesos, el día diez de octubre se procedió a la investigación de estas 2 personas, un hombre y una mujer, de 49 y 52 años, respectivamente, como supuestos autores de un delito suave contra la salud pública por modelos alimenticios no capaces para el consumo.