ZARAGOZA, 24 Ago.
El Presidente de Aragón, Javier Lambán, ha reafirmado este miércoles, a lo largo de su visita a la iglesia de la Mantería de Zaragoza, el deber del Ejecutivo autonómico con este enclave familiar, en el que la Dirección General de Patrimonio Cultural actuará para asegurar la situación óptima del edificio en el momento de comenzar la restauración de las pinturas murales.
Javier Lambán estuvo acompañado por el asesor de Educación, Cultura y Deporte del Gobierno de Aragón, Felipe Faci, y la directiva general de Patrimonio Cultural, Marisancho Menjón.
Tal y como se acordó con el Ministerio de Cultura y Deporte, el Ejecutivo aragonés acometerá los trabajos pertinentes a fin de que el Instituto de Patrimonio Cultural de España (IPCE) logre realizar las proyectos de restauración primordiales en este enclave que, ha recordado Lambán, aloja unos frescos de Claudio Coello "de inmenso valor".
La restauración se hará a través de un convenio a tres partes entre el Gobierno de Aragón, la Congregación de las Madres Escolapias y el Ministerio de Cultura, con una cesión de la propiedad al IPCE por un periodo de 50 años.
La iglesia de la Mantería, declarada Bien de Interés Cultural, en la categoría de Monumento, se considera como entre los mucho más atrayentes ejemplos de la arquitectura barroca en Aragón. En su interior aloja además de esto entre los conjuntos murales mucho más esenciales del barroco de finales del siglo XVII completados por el increíble pintor madrileño Claudio Coello y su acólito Sebastián Muñoz al estilo de los cuadraturistas italianos.
En el año 2021, la Dirección General de Patrimonio Cultural del Gobierno de Aragón encargó una investigación de diagnóstico estructural del edificio, requisito indispensable para la realización de la restauración del grupo pictórico mural. Además, profesionales del IPCE han visitado en múltiples oportunidades el enclave para lograr afrontar "próximamente" las proyectos de restauración del grupo pictórico mural, explicó Lambán.
Mientras el Ejecutivo aragonés actúa para asegurar la situación óptima a través de la colocación de canaleras y otros sistemas para eludir los daños de las humedades, el IPCE va a poder desarrollar los estudios anteriores de las pinturas, precisos para hacer la restauración.
Estos trabajos, con un presupuesto estimado de unos un par de millones de euros, van a ir dirigidos a parar los procesos de deterioro de las pinturas murales, consolidar tanto los morteros como la cubierta pictórica y recobrar el valor a nivel artístico del grupo pictórico para la ciudadanía, utilizando unos criterios rigurosos de mínima intervención y respeto absoluto al original.
De forma anterior, el Gobierno de Aragón, en colaboración con Ibercaja, ahora financió unas proyectos de consolidación a consecuencia, que concluyeron en 2010.
En este sentido, Lambán ha apuntado que "sin más ni más retardas", hay que acometer "la restauración determinante" a fin de que "la iglesia se vea de la mejor manera" a fin de que todo el planeta logre "deslumbrarse frente a la enorme riqueza artística" de estos frescos.
La escolapia y exdirectora del Colegio Calasanz, María Jesús Boned, ha apuntado que si bien la iglesia es de titularidad privada, les agradaría que esta se abriera al público a fin de que todo el planeta logre conocerla.
Boned ha subrayado que entre las primordiales problemáticas que afectan a la conservación de los frescos que aloja la Mantería son las humedades. Estos trabajos, dijo la escolapia dejarán que la 'Sixtina de Aragón' "relumbre".
La iglesia de Santo Tomás de Villanueva del viejo convento de agustinos de la Mantería, famosa como 'la Capilla Sixtina barroca' de Zaragoza por sus pinturas murales pintadas por Claudio Coello entre 1683 y 1684, pertenecía al monasterio de Santo Tomás de Villanueva. El nombre de la iglesia es porque, desde hace tiempo, en el ambiente de exactamente la misma se reunía el sector de los manteros. Desde 1833, el templo pertenece a las academias de las Madres Escolapias.
El grupo de pintura mural al fresco, atribuido al pintor Claudio Coello (La capital española, 1642-1693), es el elemento más importante del templo y forma por sus enormes dimensiones, su atrayente iconografía y más que nada su elevada calidad técnica un grupo inusual de importancia nacional.
La decoración mural empleó la técnica al fresco con acabados a seco, o sea, se hizo sobre un soporte de ladrillo, más tarde enfoscado con mortero de yeso, se pintaron las causas al fresco y se aplicaron los acabados a seco.
Actualmente, se calcula que se preservan precisamente unos 800 m2 de área policromada. De los que, unos 300 se corresponderían con la cúpula central con su tambor, sus machones y sus arcos torales, al paso que el resto de las bóvedas con sus que corresponden pechinas y arcos contendrían unos cien m2 de pintura cada una.
Se trata de un grupo monumental caracterizado por su colorido y iluminación, que se encuadra en el llamado estilo barroco ornamental o de ficción, surgido en Italia en 1636 con la realización del techo pintado del salón del palacio Barberini de Roma por Pietro da Cortona, prolongándose su vigencia como estilo hasta el siglo XVIII.
Por otro lado, iconográficamente el grupo representa a distintos individuos (beatos, ángeles, virtudes, etcétera.) enmarcados por arquitecturas fingidas, balaustradas, cortinajes, cartelas, guirnaldas y otros elementos propios del mencionado estilo barroco ornamental, tal como distintas figuras alegóricas tanto de Cristo como de la Virgen.