ALBARRACÍN (TERUEL), 31 Ago.
El Centro de Restauración de la Fundación Santa María de Albarracín ha recuperado un pequeño altar portátil correspondiente a la ermita del Cristo de Loreto, en la ciudad de Lidón.
La parte se había perdido en la Guerra Civil y volvió a su sitio de origen tras un par de meses de restauración. Se trata de un altar portátil del siglo XVII que se constituye de una caja de madera cuadrado terminada con forma de templete en torno a un metro de altura, con 2 puertas cuyo interior está adornado con fundamentos vegetales y un Cristo crucificado.
Los altares portátiles formaban una parte del ajuar litúrgico de obispos y abades y recibían una bendición particular para lograr festejar la eucaristía en cualquier sitio, fuera en las romerías de sendero a las ermitas o aun en las peleas. Su empleo se encontraba relacionado con la vida misionera y los usuales viajes del prominente clero para regentar las características eclesiásticas.
Esta parte, que podría clasificarse como barroca, estaba en un deficiente estado de conservación puesto que tenía repintes de diferente índole y época que no dejaban ver la buena lectura del grupo. Además, presentaba acumulación superficial de polvo y mugre, tal como ataque y excrementos de insectos, pérdidas y gastes.
El desarrollo de restauración se ha creado en diferentes fases: primeramente, se sometió a un régimen de anoxia y cuarentena, aplicando aniquila carcoma y envolviendo la parte en plástico para remover oxígeno y los probables xilófagos.
Posteriormente, en la limpieza, se dió prioridad a la aspiración y limpieza superficial, combinada con métodos químicos y mecánicos para remover cualquier clase de mugre mucho más profunda.
A continuación, se ha procedido a la supresión de repintes y aislamiento del original, para seguir a la reconstrucción volumétrica de elementos faltantes con resina bicomponente para madera y estucado para la nivelación de lagunas.
Durante la etapa de acabado, se ha protegido toda la obra con cera micro cristalina en el exterior del altar y barniz satinado para la estatua. Todo el trabajo de restauración fué impulsado por el Ayuntamiento de Lidón, con el encargo al Centro de Restauración de la Fundación Santa María de Albarracín.